Por años se dio el lujo de ser la única potencia mundial que tenía la posibilidad de rivalizar directamente con Estados Unidos, eso hasta la noche del 25 de diciembre de 1991, fecha en la que dejó de existir.
Ese día, Mijaíl Gorbachov, quien fungía como Jefe de Estado de la Unión Soviética declaró por televisión desde el Kremlin: “Por este medio interrumpo mis actividades como presidente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”.
Para muchos, ese momento marcó el fin de la potencia comunista y de la Guerra Fría, pero para otros la Unión Soviética ya había muerto semanas antes con el Tratado de Belavezha, el cual fue firmado el 8 de diciembre de 1991, en el que se declaraba la disolución de la URSS y se establecía en su lugar la Comunidad de Estados Independientes.
Antes del anuncio, Gorbachov y sus aliados en el gobierno federal habían estado negociando el Nuevo Tratado de la Unión, que buscaba desesperadamente mantener a la mayoría de las repúblicas dentro de una federación mucho más flexible.
La propuesta fue rechazada por los comunistas de línea dura, el ejército y la KGB, la agencia de inteligencia soviética, y esa fue una razón justa para poner a Mijaíl Gorbachov bajo arresto domiciliario en su casa de vacaciones en Crimea, lo que se consideró como un Golpe de Estado fallido.
Tras este momento clave, Boris Yeltsin, quién era aliado y crítico de Gorbachov, surgió como líder entre los rusos. Historiadores aseguran que cuando Gorbachov anunció su renuncia ya no tenía ningún tipo de poder en el Kremlin.
El 21 de diciembre, 8 de las 12 repúblicas miembros de la URSS se ataron a la Comunidad de Estados Independientes con la firma del Protocolo de Almá-Atá, el cual permitió a Rusia asumir la membresía permanente de la Unión Soviética en la Organización de las Naciones Unidas, incluyendo su escaño permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
De esta manera se le dio el golpe final a la Unión Soviética, en ese momento Gorbachov se dio cuenta que había terminado una era y decidió que renunciaría el 25 de diciembre de 1991 con un discurso, ese día reinaba la calma en la mayoría de las salas del Kremlin, excepto en un par, pues Boris Yeltsin ya controlaba gran parte del complejo presidencial, por otro lado, Gorbachov apenas controlaba su oficina y unas pocas salas alrededor de ella, que fueron utilizadad por los equipos de las cadenas CNN y ABC, quienes transmitieron el evento de renuncia.
Como estaba previsto, el último líder de la Unión Soviética comenzó a las 7 de la noche, su intervención duró apenas 10 minutos, tiempo suficiente para renunciar a un país que ya no existía.
