El gobierno talibán calificó como “infundada” la preocupación de la ONU por el retroceso de los derechos de las mujeres, haciendo referencia a la imposición del burka, en ese sentido, el Ministerio de Exteriores afgano reafirmó su compromiso de garantizar sus libertades “dentro del marco religioso y cultural aceptado por los afganos”.
Por su parte la ONU mostró su “profunda preocupación por la creciente erosión del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales de las mujeres y niñas” en Afganistán.
Miembros del Consejo de Seguridad responsabilizan a los talibanes de este retroceso y les pidieron dar marcha atrás a todas las políticas restrictivas con los derechos y libertades básicas de las afganas, incluida la obligación de usar el burka o vestimentas similares en lugares públicos o en televisión.
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Ante ello los fundamentalistas argumentan que el uso del burka en espacios públicos está en consonancia con las prácticas religiosas y culturales de la sociedad de mayoría musulmana.
Por otra parte, los talibanes han anunciado la creación de un comité para abordar la posible reapertura de clases para alumnas de cursos de secundaria y superiores, luego de ser duramente criticados por organismos internacionales al continuo cierre desde que llegaron al poder en Afganistán en agosto de 2021.