Unas 75 personas, la mayoría escolares, resultaron intoxicadas por altos niveles de contaminación de la industria pesada en localidades consideradas “zonas de sacrificio ambiental” en Chile.
El episodio afectó a unos 50 estudiantes y 25 personas que laboran en el centro educativo de la comuna, esta situación llevó a la propia ministra de Medioambiente, Maisa Rojas, a encabezar reuniones de emergencia con diversas autoridades; así como a prometer la toma de medidas provisionales para la reducción de emisiones de la fundición de cobre.
Quintero y Puchuncaví, son comunidades chilenas también llamadas “el Chernóbil chileno” por la organización medioambientalista Greenpeace, mismas que albergan empresas mineras, petroleras, cementeras, gasíferas y químicas.
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Rubén Gutiérrez, alcalde de la localidad de Quintero, asegura que Quintero y Puchuncaví son municipios que han tolerado por décadas esa situación, pero tienen que llegar a su fin”.
La contaminación ha crecido en la zona desde que, en 1958, el gobierno chileno decidió relegar la pesca artesanal y la agricultura para convertir este lugar en un polo industrial que hoy alberga cuatro termoeléctricas a carbón, refinerías de crudo, fundiciones de cobre, cementeras, puertos graneleros, petroleros y depósitos de concentrado minero.