En su más reciente conferencia de prensa el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hizo referencia al conflicto en Ucrania, la novedad de esta intervención fue la forma en que este calificó al enfrentamiento entre Rusia y la alianza occidental que él lidera.
“Es un juego de espera entre Europa y Rusia”, dijo el mandatario demócrata, esto denota un fuerte cambio en la posición estadounidense al limitarlo a Europa, pareciera que la potencia americana se está desmarcando de la situación, esto en medio de divisiones en la alianza occidental cuando varios miembros de esta comienzan a pedir negociaciones con Vladímir Putin.
Si bien el conflicto directo se desarrolla en Ucrania, Europa (bajo el liderazgo americano) tomó medidas económicas contra Rusia. Estas medidas diseñadas para asfixiar a la economía rusa crearon una bomba de tiempo en la economía mundial, especialmente en la europea que depende en su mayoría del gas y petróleo ruso.
Ahora que los europeos están en uno de sus peores momentos en términos económicos, con indicadores de inflación hasta las nubes y precios del gas y combustibles nunca antes vistos, Biden cataloga el referido conflicto como un “juego de espera” determinado por “quién soporta más”, haciendo referencia a los europeos y los rusos.
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Luego de unos cuantos meses de sanciones, los únicos resultados de las medidas lideradas por el gobierno del demócrata, han sido una guerra prolongada a las puertas de Europa, niveles de inflación críticos, más problemas en la ya debilitada cadena de suministros y lo que parece ser un inminente inicio de quiebre en la cohesión de la alianza occidental.
Rusia por su parte ha sido duramente golpeada por las sanciones y la prolongación del conflicto parece haber ido más allá de lo que esperaba el Kremlin.
El menos afectado ha sido el gobierno estadounidense, que más allá de enviar armas y dinero a Ucrania, no ha mostrado ningún otro tipo de apoyo a la alianza que ellos mismos lideran.
