A pesar que las próximas elecciones son dentro de tres años, la candidatura presidencial para Los Estados Unidos es un tema controversial en estos momentos. El presidente actual, Joe Biden, roza los 80 años y atraviesa una crisis de popularidad, sin embargo el portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, ha confirmado que tiene la intención de concurrir a las elecciones presidenciales de 2024.
“Esa es su intención”, respondió Psaki a la pregunta de si, como habían publicado varios medios, Biden estaba comentando a personas cercanas su voluntad de presentarse. Es algo que el propio presidente ya había mencionado al poco de asumir el poder, en unas declaraciones el mes pasado pero para estos días toma un significado muy importante.
Luego de la derrota electoral en la gubernatura del Estado de Virginia, así como la estrecha victoria que se daba segura como era el caso de Nueva Jersey, han disparados las alarmas en el Partido Demócrata, así como también el desplome del apoyo que el mandatario ha sufrido en los sondeos: del 57% al inicio del mandato al 42% de la primera quincena de noviembre, según los datos de Gallup.
Biden se convirtió el sábado pasado en el presidente que está en el cargo con mayor edad, 79 años. El médico personal del mandatario, Kevin O’Connor, afirmó el pasado viernes, después del examen general al que se sometió el presidente, que se trata de “un hombre de 78 años saludable y vigoroso” capaz de cumplir con sus obligaciones. Durante las pruebas, que incluyeron una colonoscopia y anestesia, Biden tuvo que traspasar durante poco más de una hora los poderes presidenciales a la vicepresidenta, Kamala Harris.
La vicepresidente, Kamala Harris, está atravesando por momentos difíciles debido a su descenso en la popularidad pero la dimensión del desplome varía en función del estudio. En los sondeos conservadores, Harris aparece con la peor nota para un vicepresidente en los últimos 50 años. En los liberales, en cambio, reducen el tiempo, son los peores datos en 30 años, siempre haciendo la comparación con los primeros siete meses en el cargo.
La desaprobación a Harris roza el 50% y la aprobación llega al 43,5%, según la plataforma YouGov America, dando la vuelta a las cifras que registraba cuando se convirtió en la primera mujer vicepresidenta del país. La presión es aún mayor en su caso, ya que desde su llegada a la Casa Blanca se convierte en una posible candidata demócrata a las elecciones de 2024 en el caso que Joe Biden, que estará a punto de cumplir 82 años, no se presente.
Aún falta mucho tiempo para las elecciones presidenciales de 2024, sin embargo la caída en la popularidad tiene mucho peso tanto en Biden, que ha anunciado su intención de presentarse, como en Harris, la posible sustituta si esto no ocurriera. Ambos empiezan con mal pie de competir de nuevo contra Donald Trump, que ya insinúa abiertamente con intentar volver a la Casa Blanca dentro de tres años.
Distintos medios de comunicación han revelado que la relación entre Biden y Harris se ha deteriorado con el pasar de los días. Las molestias admitidas por la vice presidenta se deben a que ha tenido poca asignación de tareas, sobre todo relacionadas como fiscal y senadora, por lo que Harris se siente subutilizada dentro de la Casa Blanca.
Otro de los temas por los cuales Harris se siente incómoda con la administración Biden, es que no ha podido tomar las banderas a favor de los migrantes ilegales, a pesar que se le ordenaron tareas sobre este tema, ha sido más desde un rol diplomático, lo cual ha afectado su popularidad entre sus seguidores más cercanos.
Kamala Harris siente cierta preocupación que su nombre sea irrelevante con el pasar de los días y que otros demócratas cuenten con mucha más exposición que la misma vicepresidenta.
