Estados Unidos no castigará a ningún soldado implicado en el ataque que dejó diez civiles muertos el agosto pasado en Afganistán. Esta decisión se produjo en los últimos días que militares americanos estaban en Afganistán, dando la orden del ataque, Lloyd Austin, secretario de Defensa, tras unas decisiones que fueron emitidas por altos cargos. El portavoz del Pentágono, John Kirby, mencionó que “no hay pruebas suficientes para responsabilizar personalmente”, por lo que hasta el momento no habrá culpables.
El bombardeo se dio el pasado 29 de agosto contra un vehículo en una zona residencial de Kabul la cual está próxima al aeropuerto, el ataque fue realizado por las fuerzas estadounidenses que pensaban que dentro del vehículo viajaba un militante del grupo terrorista Estados Islámicos con explosivos.
Esto se produjo luego que tres días después trece soldados estadounidenses fallecieron y dieciocho resultaron heridos en un atentado, donde hubo varias decenas de víctimas afganas. Esto no deja dudas que claramente fue un ajuste de cuentas.
La revisión del jefe del Comando Central, general Kenneth McKenzie Jr., y del jefe del Comando de Operaciones Especiales, general Richard Clarke, utilizó el informe de Said y detalló recomendaciones sobre los procedimientos para futuros ataques con drones, por lo que no exigió que alguien quien estuviera involucrado fuera castigado por un error.
Sin embargo, esto ha causado mucho revuelo a nivel mundial ya que autoridades se han pronunciado sobre el por qué no se ha actuado equitativamente, si han violentado los derechos humanos y realizado crímenes en esta nación, y nadie sufrirá las consecuencias a parte de las víctimas, cerrando el caso y sin mencionar sanciones.
El Pentágono ha rechazado la responsabilidad y solo admite que fue un “trágico error”, mencionando durante conferencias de prensa que el único objetivo era impedir un nuevo golpe del Estado Islámico. En ningún momento ha pedido disculpas por los asesinatos ejecutados por los soldados estadounidenses.