El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden se encuentra bajo una nueva presión ante los activistas climáticos después de rechazar su impulso para reemplazar al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell.
El pasado lunes, Biden anunció que renominaría a Powell, un republicano designado por primera vez a este cargo por el ex presidente Donald Trump para otro mandato de cuatro años al frente de la junta de la Reserva Federal a pesar de la intensa presión de la izquierda; nombrando también al gobernador de la Reserva Federal, Lael Brainard, el único demócrata en el directorio del banco para que se desempeñe como vicepresidente.
Powell está encaminado con Biden sobre la mejor manera de fomentar una recuperación completa de la recesión generada por la pandemia ya que tienen aliados clave en ambas partes.
Esta función es extremadamente importante, posiblemente incluso más importante que el presidente cuando se trata de los tipos de acciones que pueden ayudar a aislar al sistema financiero del riesgo de un cambio climático y del sector energético, mencionó Ilmi Granoff del grupo de defensa ClimateWorks.
Para quienes trabajan bajo las órdenes de Powell, sabe que históricamente ha “cedido” a su vicepresidente la supervisión, reiteró Granoff. “Se puede preguntar si debería ser así, pero si las cosas continúan como históricamente, me gustaría que el vicepresidente de Biden sea alguien que se tome en serio la supervisión del riesgo financiero relacionado con el clima y esté preparado para actuar”.
El vicepresidente de supervisión de la Reserva Federal es la persona clave de la junta para la regulación, la supervisión bancaria y la estabilidad financiera, a cargo de todo, desde ordenar las pruebas de tensión y el análisis de escenarios hasta establecer los requisitos de capital bancario. Este puesto se creó a través de la ley de reforma Dodd-Frank Wall Street de 2010, sin embargo quedó vacante hasta que Trump nombró a Randal Quarles como el primer vicepresidente de supervisión de la R.F en 2017.
El mandato de Quarles como vicepresidente de supervisión finalizó en octubre, y está previsto que deje la R.F en el mes de diciembre, lo que da a Biden otro lugar para ocupar en la junta de gobernadores de siete personas. Sin importar la decisión que tome el presidente norteamericano probablemente desempeñará un papel crucial en la conducción de la agenda regulatoria de la R.F, incluso con Powell a cargo.
Durante el mandato de Quarles, él y Powell presidieron una iniciativa de desregulación. Soltaron y simplificaron diferentes reglas Dodd-Frank sobre las objeciones de Brainard, que incluye la reducción de los requisitos de capital y el aplazamiento de las pruebas de resistencia.
Las decisiones importantes, como la aprobación de nuevas reglas y las acciones de ejecución contra los bancos, aún deben ser aprobadas por una mayoría en la junta de la R.F, sin embargo un nuevo jefe de supervisión más agresivo podría acelerar los esfuerzos de la R.F para evaluar y limitar los riesgos financieros del sistema climático.
Con Powell como presidente, los progresistas quieren un vicepresidente de supervisión con experiencia regulatoria que esté “interesado en observar la concentración bancaria y en general, abordar la especulación y las acciones riesgosas del sector financiero”, dijo Alex Martin de Americans for Financial Reform, particularmente aquellos causado por el clima.
El reciente informe del Consejo de Supervisión de la Estabilidad Financiera, del que la R.F es signataria, calificó el cambio climático como una “amenaza emergente para la estabilidad del sistema financiero de Estados Unidos” e instó a los legisladores a considerar regulaciones que podrían frenar el calentamiento del planeta.
Aun así, Biden podría enfrentar serios desafíos para lograr que un halcón climático de buena fe pase por el proceso de confirmación del Senado en una cámara dividida equitativamente entre demócratas y republicanos.
Los republicanos también han advertido a la R.F contra cualquier regulación o esfuerzo que desvíe el financiamiento de la industria de los combustibles fósiles hacia fuentes de energía más limpias. Los conservadores tienen una visión más débil de brindar un apoyo similar a las energías renovables, y cualquier candidato de la R.F que se comprometa a tomar medidas agresivas contra el riesgo climático en el sector financiero probablemente necesitará el apoyo unánime de los demócratas para superar la oposición universal de los republicanos.
Mary Daly, presidenta del Banco de la Reserva Federal de San Francisco, mencionó durante una entrevista que brindó el mes pasado que el banco central no puede permitirse arriesgar su independencia al ser parte del mecanismo de asignación en la sociedad, o determinar cómo y en qué proyectos los recursos son usados.